diumenge, 27 de juliol del 2014

Mi alma


Ayer me encontré con mi alma, sin esperármelo, cara a cara, estaba ahí, en mitad del pasillo, sin más. Había crecido desde la última vez que la vi, aunque estaba un poco más delgada.
¿Cómo va todo?, le pregunté asombrado.
Ya lo sabes, llevo unos días atareada. ¿Y a ti? Se te ve que has llorado.
Mucho, ¿lo has percibido?
Claro, es mi trabajo. ¿Y que vas a hacer ahora? ¿Vas a seguir llorando?
Solamente un poquito más. ¿Qué haces tu por aquí en el mundo exterior?
Tu cerebro me ha echado, dijo que me fuera a dar un paseo, que necesitaba estar solo.
Pues yo prefiero que trabajéis en equipo.
Lo haremos, lo haremos, él esta haciendo sus cálculos, que si esto si, que si lo otro no, que si esto primero que si aquello otro después, que si esto es muy arriesgado, que si mejor hacerlo más fácil, ya lo conoces. Cuando acabe me avisa y vuelvo para adentro.
¿Y que vas a hacer entonces?
Desmontar sus cálculos uno por uno.
¿Y que voy a hacer yo?
Llorar un poco más.
¿Hasta cuando?
Eso pregúntale a tu cerebro.
Me vais a volver loco.
Tranquilo chico, funciona así desde el principio de los tiempos.
¿Y no podría ser más fácil?
No. Y me estas estresando con tanta pregunta, que tengo mucho trabajo. A ver si me das un poco más de comer, que me tienes a dieta últimamente. Nos vemos.
Hasta pronto.
Y desapareció sin dejar rastro, ni humareda ni ruidos fantasmales ni fundido en negro ni nada. Al cabo de un rato lloré solo un poquito, en la radio sonaba Hungry Heart y mi gato me lamia el dedo meñique del pie izquierdo. Después me sentí un poco mejor.