dimarts, 17 de maig del 2011

Las noches de Cabiria (Federico Fellini, 1957)

Cabiria es arrojada al río por su novio para robarle el poco dinero que lleva encima. Con esta secuencia al inicio de la película se nos muestra claramente el contexto de la misma, enmarcada en la etapa neorealista de Fellini, donde subsistir es la principal tarea de los habitantes del extrarradio en las grandes ciudades.
Cabiria es una prostituta que vive en las afueras de Roma, en medio de un descampado, aunque tras mucho sacrificio ha conseguido construirse un hogar y sueña en tener algún día una vida mejor. Su carácter inocente pero temperamental y valiente la lleva a vivir situaciones de lo más variopintas, las cuales se nos van mostrando durante la película. Todas ellas están narradas de forma magistral, mezclando momentos de ilusión y de desesperanza, así como situaciones cómicas o dramáticas. A ello contribuye decisivamente la memorable y espectacular actuación de Giulietta Masina, que le da toda la personalidad y todos los matices necesarios al personaje.
Entre las numerosas escenas destacables, como por ejemplo el encuentro con el rico y famoso actor, o la entrañable sesión de hipnosis, sobresale sin duda toda la parte final, una conclusión tan descarnada y cruel como poética y esperanzadora, me atrevería a decir uno de los mejores finales de la historia del cine.
Fellini realiza una vez más un retrato social y un trabajo lúcido, emotivo e impecable artísticamente, una continua experiencia sensorial e intelectual para el espectador.
Obra maestra de principio a fin.

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