ya desciende calle abajo
con mi alma bajo el brazo
se aleja su blanca falda
apenas percibo su espalda
desalmado sigo mi camino
ya sin guía ni destino
rígidos restan mis huesos
huérfanos todos los besos
pétreos quedan mis labios
grises se tornan mis ojos
tiembla mi cuerpo quebrado
sesgado de lado a lado
su perfume percibo todavía
hondo aroma de melancolía
su partida es mi penumbra
un negro pozo, una tumba
calle abajo ya se marcha
sembrando hielo y escarcha
el mundo entero se tambalea
pues ahora su carne anhela
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